Avisos
Vaciar todo

Una instrucción en muchos sentidos.

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Sivious
(@lord-sivious)
Miembro Reclutado
Registrado: hace 2 años
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Un viaje que se me hizo corto. Mi mente se mantuvo inmersa en mi pasado, como venía siendo habitual en los últimos años en mi vida.

La cabeza peluda y enorme, como si de un momento a otro fuera a romper el techo del coche, se mantenía en silencio, atenta a la carretera, conduciendo con extremada precaución. Tal y como le había pedido. Pues necesitaba organizar mi mente antes de volver a la AMC, esa academia de la que me marché hace unos diez años por unos motivos que me disgusta recordar.

Señor Vidonius, vamos con cierto retraso a la reunión. ¿Desea que acelere el paso?

Descuida Goral, mantén este ritmo, como habíamos quedado.
Como deseéis, señor.

Sonreí para mí mismo, Goral era un gran empleado, uno al que consideraba amigo, pero no era capaz de  abandonar la seriedad y los modales, ni siquiera estando a solas.

Pero volviendo a lo que nos ocupa, mi entrevista hoy ante el director que formó parte de mi partida prematura del ejército lykon en el Fuerte Cúster, sólo obedecía a una situación... buscar más caminos para salvar a mi mujer de una terrible y enigmática enfermedad.

Y por favor Goral, cambia ya de emisora,Suspiré la música de hoy en día me deprime cada vez más.

Como deseéis, señor.

Dios, realmente no sé qué o quien me deprime más concluí, llevándome una mano a la cara.

Entonces cambió a una emisora donde ponían grupos con gritos guturales, sonidos estridentes y letras que jamás enseñaría a mi abuela, por su propio bien. 

¿Se estaba riendo de mí? En fin, la confianza da asco, comprobado. Me hundí en mi asiento y en mis pensamientos. No quería saber más nada de ese monstruo peludo y su música hasta llegar a la academia.

 

* * *

 

Una vez llegamos a los aparcamientos de la AMC, mis pasos fueron directos al comedor, pensar tanto y un viaje tan largo hacían aflorar un hambre voraz en mi interior. Algo normal, dado el caso. Así le volvería a pedir uno de mis platos favoritos a Sebastian, ese cocinero granujilla que siempre bromeaba con que había tirado pelos en mi plato. Maldito desgraciado, como me conocía... sabía cómo provocarme. 

Así que, después de todo, me senté para volver a comer aquel delicioso plato elaborado de las propias manos de uno de mis viejos amigos aquí.

 


   
Lykon reaccionó
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Ditanni
(@ditanni)
Miembro Aprendiz
Registrado: hace 2 años
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Nomuru, uno de los actuales mejores guerreros activos de la Academia Militar Clantria, acompañó a Ditanni al comedor. No iban a aquel lugar para comer, sino para conocer a alguien que, desde aquel entonces, se convertiría en una persona muy importante para la vida profesional de Ditanni.

La academia había decidido premiar a varios de los soldados por el hábil desempeño en sus labores a lo largo del último año. Y Ditanni, para sorpresa de ella, había sido una de ellos.

Y su premio era, nada más y nada menos, que ejercer de aprendiz bajo la mentoría del ya retirado Sivious, un admirado kannempa lykon con años de experiencia y misiones satisfactorias a sus espaldas.

Dichosas modas de hoy... ¿te estás tiñendo mechas de blanco? —bromeó Nomuru a su viejo amigo Sivious una vez llegaron a su encuentro— Te traigo a tu nueva aprendiz, amigo.

Es un honor conocerle, señor —saludó respetuosamente Ditanni inclinando la cabeza.

Por supuesto, la nueva aprendiz estaba emocionada y enormemente agradecida por aquel premio.

No importa qué tan fuerte te hagas, siempre habrá alguien que busque superarte, por eso nunca debes detenerte.


   
Sivious y Lykon reaccionaron
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Sivious
(@lord-sivious)
Miembro Reclutado
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Al llegar Nomuru no dejé de comer. Sabía que era casi una falta de respeto pero, al menos tragaba la comida antes de hablar.

¡Nomuru!— lo saludé mientras me cortaba otro trozo de tomate al mismo tiempo que el aguacate. Y mientras que mi tenedor iba en busca de un semicírculo de cebolla, volvía a hablar.

Juraría que tenías menos patas de gallo, y más pelo... ¿tan mal te tratan aquí? Debiste irte conmigo hace diez años, te hubiese puesto una camita en el desván.— Dije serio, pero divertido. Fue entonces cuando me metí la comida en la boca. 

Estuve unos segundos masticando -con la boca cerrada, eso sí- hasta que al fin miré de reojo a la chica, antes de volver a centrarme en el plato. 

¿Comes así de bien, niña?— hice otra pausa, —esto aporta muchas vitaminas, te vendrá bien para tu entrenamiento.— concluí señalando el plato, mientras volví a mirar de reojo a Ditanni. 

Cuando acabé el tomate, el aguacate y la cebolla, me limpié la boca, retirando el plato un poco más al centro de la mesa. Y me levanté para presentarme frente a mi viejo amigo. Me limpié las manos con una toallita húmeda que me habían puesto previamente en la mesa, y luego me coloqué mis guantes de cuero negro.

Fue un placer volver a verte, Nomuru— le ofrecí mi mano, ahora protegida por el guante. —Mi casa cuenta con alojo para ti en cuanto quieras hacerme alguna visita. 

Luego pasé de largo a la joven.

Tu maleta ya estará en mi vehículo, niña. Nos vamos. 

 


   
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Ditanni
(@ditanni)
Miembro Aprendiz
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Nomuru no pudo evitar reír y seguir la broma de Sivious después de escuchar cómo su amigo se dirigió amistosamente a él.

¿Tanta riqueza y sólo me ofreces dormir en un desván? Tú lo que quieres es dejarme calvo para sentirte más joven.

Ditanni captó al instante ese buen feeling entre veteranos y comprendió que debieron ser muy buenos compañeros de aventuras en el pasado. Cosa que le hizo sentirse cómoda.

Y cuando ella se convirtió nuevamente en el centro de atención, anotó mentalmente su primera lección: alimentarse adecuadamente.

Como buena soldado, no se quejaba de lo que le ponían en la mesa, aunque cierto era que a veces ella y su compañero Mag se gastaban unos dins en algo más sabroso pero menos nutritivo de lo que ofrecían gratuitamente en el comedor de la academia. Así que no cabrían excusas del tipo: "¡pero nuestras deliciosas hamburguesas de pago también contienen tomate, cebolla y salsa de aguacate!"

Y antes de que Ditanni pudiera responder a la pregunta nutricional que le hizo su nuevo maestro, escuchó que este se despedía de su preciado amigo con una invitación a su casa.

Acepto la invitación, siempre y cuando pueda tomar ese exquisito café que prepara Goral —contestó Nomuru entre sonrisas para luego despedirse inclinando la cabeza con máximo respeto—. Siempre es un placer, amigo.

Y en cuanto el lykon Sivious ordenó a Ditanni partir con él, ella asintió con la cabeza con disciplina.

Sí, maestro.

Para concluir, el admirable Nomuru se dirigió a la soldado con calidez, pronunciando aquellas sabias palabras de esperanza que todos los grandes guerreros de la paz llevaban pronunciando desde tiempos inmemoriales:

Recuerda: La energía de la Tierra está en ti.

No importa qué tan fuerte te hagas, siempre habrá alguien que busque superarte, por eso nunca debes detenerte.


   
Sivious reaccionó
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Sivious
(@lord-sivious)
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Miré a Nomuru de reojo, antes de desaparecer de su vista —¿Un clorafé, Nomuru? Como te oiga el director Cálandar te degradará a soldado al instante. Y como sigas hablando conmigo serás nuevo cadete en la próxima promoción. —reí entre dientes— Sabes que ese hombre no me tiene mucho aprecio después de lo que sucedió en el Fuerte Cúster…
 
Levanté la mano en señal de despedida, dándole la espalda —espero tu visita, viejo amigo. Goral te tratará mejor el estómago que estos aficionados, te lo aseguro. No sé por qué razón te ha cogido tanto aprecio, no hago más que rodearme de sentimentales. Espero que no sea algo contagioso…
 
* * *
 
El camino se iba a tornar largo de vuelta a casa, por lo que aprovecharía para dormir mientras Goral se ocupaba de llevarnos a la cadete y a mí. Sin duda tenía más vitalidad que yo. Nunca he sabido cómo podía durar tanto tiempo en modo vigilia sin descansar a penas. Será cosa de su raza, pero a mí me sacaba de muchos apuros. Por lo que creo que sí, parece que era contagioso… le había cogido aprecio hace tiempo a ese monstruo peludo.
 
Pero mi siesta no culminaría con éxito durante mucho tiempo. Algo resonó en mi cabeza, algo que no había sentido hacía años. Unas ondas, un eco en mi mente que no era difícil de discernir de lo que se trataba. Ya tenía experiencia, y mucha, con ese eco…
 
Rápidamente cogí la cabeza de Ditanni y la hundí en mi pecho, agachándonos a ambos en los asientos.
 
¡Cuidado Goral!— Pero lo más probable es que solo pudiera escuchar la primera palabra, y no su propio nombre, pues un disparo le atravesó la cabeza de lado a lado, destrozando el cristal y manchando el coche de sangre. Este, por consecuencia, bailó en la carretera hasta que finalmente lo hizo ladera abajo. Y desde luego no eran pocos los metros los que tuvo que caer, dejando el coche inservible. 
 
Durante el proceso seguí abrazando a la cadete todo lo que pude, hasta que la quietud hizo presencia.
¿Estás bien, niña?

   
Lykon reaccionó
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Ditanni
(@ditanni)
Miembro Aprendiz
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Ditanni estaba un poquito nerviosa. Aunque ella viera a su nuevo maestro cerrando los ojos para descansar, los silencios le eran incómodos a cualquiera. Pero estaba cómoda en aquella limusina acogedora y silenciosa, dirigida por un ser con mucho vello que jamás había visto antes... ¿quizá una criatura común en Vossed? Al fin y al cabo Ditanni era extranjera y no conocía la "fauna" de por allí.

Pero desgraciadamente no podría preguntarle personalmente a aquél tal Goral...

Miró a Sivious abrir sus ojos, parecía extrañado por algo. Y de pronto notó que él se lanzó hacia ella protegiéndola mientras advertía a la pobre criatura que hacía de chófer. El sutil ruido de un cristal quebrado y el posterior accidente le hicieron comprender la situación.

Tras una sacudida violenta que parecía interminable, pero que no dañó a Ditanni gracias a la ágil intervención de su maestro, éste le soltó y se preocupó por su salud, a lo que ella le respondió entre suspiros de tensión:

Sí... ¿Q-qué ha sido eso?

No importa qué tan fuerte te hagas, siempre habrá alguien que busque superarte, por eso nunca debes detenerte.


   
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Sivious
(@lord-sivious)
Miembro Reclutado
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La situación fue repentina. El eco, el disparo, la caída por la ladera... muchas cosas, y mi mente debía mantenerse fría. Pero por mucho que mi entrenamiento en el pasado y mi experiencia fueran uno en la actualidad, mi mente siempre se enlazaba a aquel suceso en el Fuerte Cúster con mis antiguos alumnos. Ellos murieron por mi culpa, no fui lo suficientemente rápido para protegerlos. Y siempre me he martirizado por ello. 
 
Ahora, Goral también está muerto. Su corazón dejó de latir, y el mío, que latía después de muchos años de luto, se volvía a apagar. Aunque fuera en sentido figurado en mi caso. Pero para mí era lo mismo una cosa que otra.
 
Maldición...— Proferí un pequeño gruñido que sonó junto al rechinar de mis dientes al forzar mucho mi mordedura por el momento actual. 
 
No pienses en esto ahora, maldito desgraciado, me dije. Ahora tienes otra a tu cargo después de todo este tiempo, ¿vas a fallarle a ella también? Tienes una mente muy traicionera, Siv... eres débil, jamás podrás sobreponerte. Débil.... "Débil"... una palabra que me describía, una palabra que me atormentaba desde el día exacto que perdí a mis jóvenes cadetes. Sí, mi mente era cruel conmigo, porque yo era cruel conmigo. No me perdonaba lo que sucedió, como ahora no me perdonaré lo de Goral. Y desde luego, tampoco lo haré si pierdo a Ditanni hoy.
 
Ditanni, ven. Coge mi mano. ¿Puedes salir del coche? Debemos irnos ya, no hay tiempo para explicar nada.
 
Bloqueé mi mente por momentos. O se bloqueó ella sola al pensar más en Ditanni que en mí. Era un truco pasajero que sólo me servía en estos casos en los que alguien dependía, de alguna manera, de mí para sobrevivir. Una fuerza interior que se alzaba sin yo pedirla, sin yo controlarla. Pero una fuerza que agradecía enormemente una vez volvía a mi depresiva existencia habitual. 

   
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Ditanni
(@ditanni)
Miembro Aprendiz
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Aunque su cabeza girara a todos lados en busca de información visual, Ditanni no pudo ver nada desde dentro de la limusina, la oscuridad de la noche y del lugar limitaban su visión.

Pero escuchó la voz de su maestro, que la guiaba ofreciéndole una mano. Ditanni la tomó y entonces pudo salir del vehículo.

Medio escondida tras la accidentada limusina, volvió a mirar mejor y vislumbró unas cuantas siluetas en la ladera. Alcanzó a contar entre seis o siete figuras en la distancia, ensombrecidas por la negrura del lugar. Quizá fue su mente que le engañó, pero le dio la impresión de que los ojos de aquellos misteriosos personajes desprendían un brillo, un brillo que daba pánico. Aquella mala sensación delataba que ellos fueron los causantes del accidente.

Y aquella mala sensación ya la había sentido Ditanni antes, en alguna misión.

Fue todo muy breve. Aquellas siluetas no se quedaron paradas, rápidamente parecían huir de algo, lo cual hizo alarmarse a Ditanni.

¿Por qué huyen?

La soldado aprendiz buscó la mirada de su maestro para encontrar respuesta, pero pudo vislumbrar por sí misma que otro grupo de personas acudía al lugar desde el otro lado.

¿Es que habría algo más peligroso?

No importa qué tan fuerte te hagas, siempre habrá alguien que busque superarte, por eso nunca debes detenerte.


   
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Sivious
(@lord-sivious)
Miembro Reclutado
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No me gustaba nada lo que estaba viendo en la dirección opuesta a la carretera, por donde hace poco habían desaparecido ya los encargados de matar a mi amigo Goral.
 
Un nuevo grupo, ahora de monstruos. Seguro, manipulados por Búrundâr, quien si no. Pero... algo no me cuadraba. Llevaba años como lykon, y otros tantos fuera de la AMC sin que eso repercutiera en no saber qué ocurría a mi alrededor. El mundo no era un lugar fácil desde la irrupción alienígena, y había que estar siempre alerta. Más, si cabe, cuando mi amada sufría una terrible enfermedad de la que hasta ahora desconocía su procedencia...
 
Algo peor se acerca y, me temo que lo de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo... no se ajusta a la realidad en esta ocasión. Así que corre, escalaremos la ladera. Los otros ya se habrán ido, teniendo en cuenta quienes nos persiguen ahora.
 
“Dioses, qué momento para coger aprendices. Me voy a quedar calvo como siga acudiendo a los llamados de esa dichosa academia. La próxima vez, si es que salimos de esta, les tiraré mi insignia lykon de kannempa a la cara”
 
Pronto volví a la realidad, y me vi escalando la ladera hasta llegar a la carretera junto a mi aprendiz. 
 
Tal como predije, estaba despejado de enemigos al frente pero, no a la espalda. Aquellos engendros nos seguían tan de cerca como para saber de quiénes se trataba con mayores detalles que los primeros. Y lo que vi en lo que parecía ser la cabecilla me dejó helado. 
 
Logré distinguir en ella las mismas manchas oscuras que impregnaban el cuerpo de mi amor. Los mismos ojos amarillentos. Pero, había algo más que aún no había perturbado la piel de mi amada... una especie de bubones bien pronunciados y coloridos. 
 
Pero aquel ser no me dejó analizar más sus particularidades, ni la situación. Levantó un brazo con un arma en la mano. Y me disparó, alcanzándome el torso, gracias a los dioses, sin dar en lugares vitales. Pero el desangramiento era el mismo, me diera donde me diera.
 
Argg...joder...Dit... —señalé el otro extremo de la carretera— al otro lado, ve, que no te alcance. 
 
"Definitivamente hoy no está siendo el mejor de mis días...".
 
Suspiré, cerré los ojos. Y de un fuerte golpe con mis dos manos en el borde de la carretera por donde subían los engendros, hice que se rompiera, ayudado con mis rayos de lykon impregnando mis manos. Y salté atrás justo a tiempo para caer a los pies de mi aprendiz, malherido. 
 
La mitad de la carretera se fue ladera abajo con todos los monstruos que iban subiendo, incluida aquella mujer con la misma ¿enfermedad? Que mi mujer. Eso nos daría unos minutos. 
 
Levanté mi brazo, débil, y pulsé un código en el panel de mi reloj: "H25.T2".
 
Dit, ayúdame a... levantarme... alejémonos de aquí. Mi moto nos... buscará, pero aún tardará unos diez... minutos en llegar. Debemos...poner mas... distancia con los... engendros...

   
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Ditanni
(@ditanni)
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Ditanni era joven, pero lo suficientemente experimentada en enfrentamientos como para mantener la sangre fría y reaccionar rápidamente ante cualquier situación de peligro. No por cualquier razón había sido elegida en la academia como aprendiz de Sivious, un lykon de reputación controvertida, pero un lykon del bando correcto, después de todo.

Pero incluso los más fuertes lykon seguían siendo humanos en el fondo.

Ditanni había comenzado a correr ladera arriba para alcanzar la carretera nuevamente, entendió rápidamente por palabras de su maestro que debían huir de aquellos seres oscuros.

Ella no miró para atrás durante su carrera, cosa que sí hizo Sivious, quien, pasmado por algo que vio, quedó expuesto como un antílope que cruza un río lleno de cocodrilos, pura presa del enemigo.

Ditanni casi había alcanzado la carretera cuando oyó un fuerte disparo, y luego un gemido de dolor. Se volteó y vio a Sivious que, dolorido, le ordenaba seguir corriendo hasta cruzar la carretera.

En una ocasión como aquella, Ditanni lanzaría una ráfaga de balas hacia el enemigo con intención de cubrir a su compañero tocado. Pero no llevaba su rifle consigo, estaba desarmada. ¡Se suponía que el viaje sería tranquilo!

Así que la soldado actuó por instinto, aunque asustada.

¡Venid por mí, cobardes! —gritó fuertemente a aquellos engendros con intención de convertirse en señuelo antes de proseguir con su carrera, esta vez con algo de pavor en el cuerpo.

Continuó atravesando la carretera y al instante escuchó un ruido tremendo a sus espaldas, mucho más fuerte que un disparo. Fue como si un trueno ensordecedor provocara estrepitosos temblores en el suelo detrás de ella hasta el punto de que tuvo que detenerse y apoyar sus manos en el suelo para mantener el equilibrio.

Al girar la cabeza, lo que vio la dejó estupefacta. Como si un terremoto estuviese provocando un derrumbamiento de la ladera, llevándose consigo incluso gran parte de un carril de la carretera, los monstruosos seres caían como si se les hundiera el suelo bajo sus pies y eran luego aplastados por rocas.

¿Qué había ocurrido?

Y antes de que Ditanni se preguntara a sí misma si Sivious había caído con ellos, este aterrizó heroicamente a tan solo un metro de ella, brotando chispas de sus brazos que hacían comprender que fue él quien provocó aquel rayo que hundió el suelo.

Ya había escuchado sobre los poderes de lykon y magos, pero Ditanni quedó inevitablemente fascinada por aquella habilidad. Incluso tardó en reaccionar al reclamo de ayuda de su maestro para levantarle, que realmente lucía dolorido.

La aprendiz auxilió a su maestro para reincorporarse y volvió a la realidad. Mientras proseguían con la huida a duras penas, y tras escuchar las palabras tranquilizadoras de Sivious sobre una moto inteligente que acudiría a ellos, se preocupó por la herida de este y recordó que, aunque no llevara su arma reglamentaria encima, sí que tenía un pequeño kit de primeros auxilios.

Espere, tengo una dosis PAC para detener la hemorragia.

Se detuvo y ágilmente sacó un mini-bote de spray de un saco en su cinturón.

Sin la vergüenza propia de toda situación cotidiana, desnudó sin preguntar el lastimado torso de su maestro y, tras encontrar la herida, aplicó el spray como le enseñaron en la academia.

Una dosis PAC detenía casi cualquier desangrado y aliviaba el dolor, a cambio de un fugaz aunque pronunciado escozor, que para un lykon no sería tan pronunciado.

No importa qué tan fuerte te hagas, siempre habrá alguien que busque superarte, por eso nunca debes detenerte.


   
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Sivious
(@lord-sivious)
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La sangre dejó rastro en mi ropa y en mi cuerpo pero, mi piel no dejó rastro alguno de cicatriz allí donde me habían disparado. Por lo que el instrumental básico de la joven Ditanni era el correcto. Y aunque no reflejé con gestos o palabras mi agradecimiento, o algún tipo de felicitación por el buen trabajo de primeros auxilios, estaba satisfecho con su intervención. 
 
Ambos corrimos en la dirección de mi hogar; tan lejos a pie y, tan cerca con el vehículo apropiado. 
 
Rin, necesito que te des más prisa. No llevo mi traje lykon, y demasiadas hostilidades nos tienen entre ceja y ceja en este momento.
Recibido, señor. Gastaré el turbo necesario para llegar hacia usted. ¿Desea que economice el gasto en tener suficiente depósito para volver a la Villa Vidonius con la misma celeridad, señor?
Sí, sí, Rin. Vamos, date prisa.
A la ord...— Pero no le dejé terminar, pues apagué el intercomunicador.
Niña, recuérdame que reprograme a mi IA en cuanto lleguemos...— dije con un tono entre la broma y la realidad.
 
Pasados los minutos, al fin la moto manejada por mi IA personal, Rin, llegó ante nosotros. Ditanni y yo nos subimos a ella justo cuando se comenzaba a ver las cabezas de nuestros persecutores. Y los disparos de la mujer infectada silbaban en el aire. 
 
Rin, control manual. Ditanni, ponte el casco y agárrate fuerte a mi cintura. Nos vamos a casa de una maldita vez. 
 
Apreté el acelerador como si no existiera un mañana. Así que sin lugar a dudas aquellos molestos seres no podrían seguirnos más. Al menos, no aquel día.

   
Ainstain reaccionó
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